lunes, 9 de diciembre de 2013

¿Por qué no obedecen los hijos?

¿Por qué no obedecen los hijos?
La familia.info
La obediencia es a los hijos, como la autoridad es a los padres. Son dos elementos que se fusionan y depende el uno del otro. En palabras más sencillas: sin la autoridad de los padres no puede haber obediencia de los hijos.

“La ausencia de autoridad de los padres, es decir, la ausencia de normas, de límites, de acciones que deben ejecutar, desconcierta a los hijos. Les hace sufrir porque desconocen el camino a seguir. Cuando el niño sabe exactamente lo que se espera de él, conoce los límites y normas que debe cumplir, cuando se le exige acompañado de cariño, el niño se siente seguro, tiene referencias y nosotros por tanto estamos ejerciendo bien la autoridad”. Explica María Bilbao en su artículo de Sontushijos.org.

Ejercer la autoridad es enseñar valores a nuestros hijos, es ayudarles a madurar, es darles los cimientos para toda una vida futura, es formarlos en base al respeto, el amor y cumplimiento de las normas. Muy diferente al autoritarismo, el cual busca imponer sin importar el beneficio de los demás, pues lo hace para demostrar su poder.

Los padres que se dejan manipular por sus hijos
Una de las consecuencias que acarrea la ausencia de autoridad paterna, es la manipulación de los hijos. Lo cual es lógico, cuando los padres no tienen una postura firme sino que son como veleros que se van para donde sople el viento, los hijos toman el mando de control y los padres quedan relegados.

"Los hijos desde la cuna, inconscientemente, manipulan a los padres. Saben que si piden algo insistentemente, lo terminarán consiguiendo. Pero ahí no hay abuso ni mala fe, hay solamente la necesidad de cubrir una necesidad, que es la de la alimentación, la de la limpieza, la del dormir y la de que le alivien algún dolor que le aqueje. Los padres entienden perfectamente esta necesidad del hijo pequeño y con mucho gusto, se dejan manipular.

Pero a medida que los hijos se van haciendo mayores y llegan a la preadolescencia y a la adolescencia, empiezan las verdaderas manipulaciones, que posteriormente se convierten en abusos y hasta en agresiones, dependiendo de la calidad y cantidad, de los conceptos que les hayan sido permitidos, consentidos y acostumbrado. Es la manipulación, en las distintas fases de la vida de los hijos." Señala el autor Francisco Gras en micumbre.com

Así pues, vemos el papel protagónico que cumple la autoridad en la educación de los hijos, la cual debe iniciarse en el mismo momento en que el ser humano sale del vientre de la madre y culmina una vez los hijos se han ido del hogar a conformar su propia historia familiar.

Consejos para ejercer una autoridad asertiva
En la mayoría de los casos, cuando los hijos no obedecen, se debe a una autoridad mal ejercida o simplemente ausencia de autoridad. Las órdenes, normas y límites deben cumplir algunos requisitos básicos:

Normas claras, directas y puntuales: hay que manejar un lenguaje apto para la edad de cada hijo, de forma que ellos comprendan lo que deben hacer.

Pocas normas al mismo tiempo: para los más pequeños, es necesario impartir una o máximo dos órdenes a la vez. Algunas veces las mamás parecen recitando un poema de tantas exigencias que hacen en una sola frase. La capacidad de los niños, aún no permite digerir todas ellas juntas, por eso se debe enfocar las más importantes.

Establecer límites: horarios de estudio, de descanso y de entretenimiento. Por ejemplo: el tiempo para los videojuegos será de una hora después de hacer los deberes. Terminado ese periodo de tiempo, el juego debe terminar. En el caso de los adolescentes, los padres deben establecer una hora de llegada a casa y exigir su cumplimiento.

Tono de vos: no debe parecer rogando o pidiendo un favor, pero tampoco gritos o exclamaciones violentas. La clave es un tono que denote seguridad y firmeza por parte de los padres.

Contacto visual: siempre que quiera establecer una comunicación directa con sus hijos, mírelos a los ojos fijamente y acomódese a su estatura. De esta forma hay mayor incidencia y se establecen códigos directos que permiten una mejor conexión.

Coherencia de los padres: entre lo que se dice y lo que se hace. Los hijos están en permanente observación de sus padres y captan de inmediato cuando algo falla en ellos.

Cumplir lo que se dice: si amenaza con un castigo y no lo cumple, los hijos no lo seguirán respetando porque saben que sus padres tarde o temprano levantarán la penalidad. Si le dice a su hijo que no puede ver televisión, manténgase en su posición así se presenten lloriqueos y pataletas. Si se comete el error de levantar el castigo, el hijo sabrá que con esa actitud logrará desequilibrar al padre y quebrantar la promesa.

Un punto intermedio: ambos extremos, autoritarismo y permisividad, no son para nada recomendables. En el primero, se presentarán fatales consecuencias como anular la personalidad del hijo, se le dificultará tomar decisiones propias, se volverá una persona sumisa, sin autodominio ni determinación y peor todavía, sentirá temor de sus padres.

¿Hijos desobedientes?: Revisa tu autoridad
Como hemos mencionado, cuando los hijos no obedecen es porque algo está fallando en la autoridad de los padres, veamos por qué:

Las órdenes son confusas.
El no cumplimiento de las normas del hogar no llevan a ninguna consecuencia, entonces no tienen sentido su cumplimiento.
Es fácil quebrantar la norma, pues los padres son laxos y terminan cediendo.
Los padres han perdido toda su autoridad frente a los hijos, pues son estos últimos quienes disponen y deciden qué hacer.

Se han presentado situaciones difíciles en la familia (separación de los esposos, muerte cercana, enfermedades, etc.) que hacen bajar la guardia a la autoridad.

domingo, 1 de diciembre de 2013

“Educar en valores es la gran herencia que podemos dejar a nuestros hijos”

“Educar en valores es la gran herencia que podemos dejar a nuestros hijos”
Laura Peraita - ABC, 29 de noviembre 2013.
Pedro Núñez Morgades, presidente del Consejo Asesor de la Fundación Legálitas, asegura que no somos conscientes de la trascendencia de una buena educación.

¿Cree que las familias están lo suficientemente comprometidas con la protección de sus hijos en las redes sociales?
No somos conscientes de la trascendencia que la educación tiene para nuestros hijos. Para protegerles hay que transmitirles valores como la responsabilidad, el respeto, la empatía, la asertividad, saber decir que no al grupo, el esfuerzo... La educación en valores es la gran herencia que podemos dejar a nuestros hijos. No nos damos cuenta de que más vale prevenir que curar. Deberíamos educarles todos: padres, profesores y también abuelos, que hemos pasado de ser meros canguros a educadores. La educación es la clave y con ella nos ahorraríamos muchos disgustos.

Si es la clave, ¿por qué no se centran en estos valores los padres?
Nos encontramos en un momento históricamente nuevo porque las nuevas generaciones saben más que sus padres en temas como las nuevas tecnologías y no nos debe dar vergüenza decir a nuestros hijos “vamos a navegar juntos y enséñame lo que no sé”. De todas formas, todos insistimos en la necesidad de educar a nuestros hijos, pero creo que no lo hacemos con la suficiente contundencia. La teoría es muy fácil decirla, pero en muchas ocasiones hace falta que los padres refresquen ciertos conocimientos y, si lo que queremos es proteger a los menores de las redes sociales, primero hay que aprender, no su uso ni su práctica, más bien sus riesgos. Además, muchas veces los padres cierran los ojos a este respecto. Deben ponerse al día porque la gran mayoría piensa que es función de los educadores, que también, pero no hay que delegar en ellos toda la educación de nuestros hijos.

¿Es una buena opción acudir a las escuelas de padres?
Sí, efectivamente. Pero deben acudir los dos porque en el 90% de los casos las madres van solas. Desgraciadamente vivimos aún en un sistema matrialcal y los padres no comparten su parte de responsabilidad en la pareja como padres. Cuando llegan a casa dicen a su mujer ¿te ayudo? si ven, por ejemplo, que está bañado a los niños. ¿Cómo que te ayudo? No asumen que es su responsabilidad también. Yo no veo un avance elocuente en este asunto. Es una lástima que aún las mujeres se sienten responsables de todas las tareas y, si la familia fracasa, la mujer piensa que es por su culpa. Eso es tremendo.

¿Cómo cree que se puede cambiar este panorama?
Las mujeres deben plantarse ante la pareja. Deben decirle que no aceptan un ¿te ayudo? porque las tareas son igualmente comunes.