lunes, 24 de marzo de 2014

LA COMUNICACIÓN EN LA FAMILIA

LA COMUNICACIÓN EN LA FAMILIA
La familia.info

No hay duda de que la buena comunicación es fundamental en las relaciones personales, tanto en las relaciones de la familia como en las externas con los demás. También es cierto que comunicarse no es solo hablar, es también saber escuchar y observar al otro. En la familia suele ser habitual que los padres y madres dediquemos mucho tiempo a hablar, dar la charla, repetir y volver a decir determinadas cosas a nuestros hijos sin que ese mensaje tenga la efectividad que se pretende. A pesar de no conseguir el resultado que se busca, muchas personas insisten en el mismo sistema. Cuando uno repite lo mismo, suele obtener el mismo resultado. Si este es negativo la insistencia no cambia esa tendencia, para que ocurra algo distinto, habrá que hacer algo diferente, no es así?

Nos referimos a dejar de repetir para pasar a preguntar, dejar de repetir y pasar a observar un poco más, procurar que nuestro mensaje sea claro y corto, impactante, directo y que, cuando sea necesario pueda dejar sitio para la responsabilidad de los hijos.  No debemos olvidar que las personas tenemos un punto de vista personal y nuestro que no tiene porqué coincidir con el de los demás y, en especial, con el punto de vista de nuestros hijos. A los hijos también hay que enseñarles la habilidad de ponerse en el lugar del otro y eso se hace desde el ejemplo, o sea, haciendo eso mismo con ellos. Dejarles tiempo para que lo piensen, dejar que, a su ritmo lo vean de otro modo, puede ser necesario para que ellos lo vean de otro modo.

Las familias tienen muchas formas de promover la comunicación y el diálogo, a través del juego, aprendiendo y enseñando a resolver conflictos, animándoles a que prueben distintas formas de hacer las cosas, a través de los temas que aparecen en televisión o en los vídeo juegos, o aprovechando cualquier tema cotidiano que ellos puedan entender o trasladar a una situación similar. Es importante dejar un tiempo, a diario si es posible, para charlar un rato o intercambiar impresiones. No es necesario que sea mucho tiempo, ni que sean temas trascendentales, pero dejando estos espacios, se alimenta la costumbre de hablar se practique de forma habitual la habilidad de comunicarse.

No hay que tirar la toalla, por muy complicado que pueda ser algún momento o alguna etapa de los hijos, vale la pena estar ahí, seguir ahí. Lo que mejor se comunica es lo que se hace, lo que se lleva a la práctica, no lo que se dice que hay que hacer, sino lo que cada uno realiza en sus acciones y conductas cotidianas. Probablemente todos podemos mejorar en algo nuestra comunicación, tan solo hay que querer hacerlo y comprometerse con ello, no solo pensando en los demás sino en los propio. ¿Cuánto tiempo hace que no te dedicas más a escuchar que ha decir lo que piensas? ¿Sabes lo que piensan tus hijos en relación a temas importantes? ¿Se habla de estos temas en casa?


Las personas también tenemos que aprender a pensar, a razonar y a experimentar la agradable sensación de poder cambiar de opinión alguna vez, estamos en nuestro derecho y es un derecho de los demás. Nuestros puntos de vista pueden cambiar y evolucionar con nuestra vida y con nuestras experiencias. Si nuestros hijos cambian en los rasgos físicos, ocurrirán cambios también en su forma de pensar. No dejemos de conocerles

domingo, 2 de marzo de 2014

El 70% de los adolescentes que presentan adicciones tienen un trastorno mental

El 70% de los adolescentes que presentan adicciones tienen un trastorno mental
La familia info


El 70% de los adolescentes que presentan adicciones a sustancias tienen alguna patología psiquiátrica asociada, según ha informado el doctor de la de la Unidad de Conductas Adictivas en Adolescentes del Servicio de Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil del Hospital Clínic de Barcelona, Javier Goti.

Se trata de una cifra que, a su juicio, pone de manifiesto la necesidad de conocer el estado actual de las evidencias respecto al abordaje terapéutico, psicosocial y farmacológico en los pacientes duales adolescentes, que son casi la mayoría de los que consultan por trastorno por uso de sustancias.

Y es que, la prevalencia del consumo de sustancias como el cannabis o la cocaína por parte de adolescentes y adultos jóvenes en España se encuentra entre las más altas de Europa. De hecho, los adolescentes españoles se sitúan en el tercer lugar del mundo desarrollado en cuanto al consumo de cannabis, por detrás de Canadá y Suiza, y uno de cada cuatro jóvenes menores de 15 años ha consumido esta sustancia en el último año.

A este consumo se le suma el del alcohol, que ha aumentado "espectacularmente" en los jóvenes menores de 18 años, así como los problemas derivados del mismo, ya que cerca del 40% de los adolescentes aseguran haberse emborrachado alguna vez en el último mes.

Estas tendencias podrían estar relacionadas con una mayor disponibilidad de sustancias y con el fenómeno de "normalización" de su uso que, a juicio del experto, podría estar afectando especialmente a los que padecen problemas emocionales y conductuales, aumentando su vulnerabilidad para el desarrollo de patología dual.

"En la población adolescente en nuestro entorno cultural, la causa más prevalente de consulta por problemas vinculados al consumo son los trastornos por uso de cannabis", ha apuntado Goti. En este sentido, la Sociedad Española de Patología Dual ha alertado de que el consumo de cannabis, cocaína y drogas de diseño entre la población adolescente puede derivar en dificultades en la adaptación psicosocial.

Asimismo, y además de favorecer la aparición de enfermedades psiquiátricas en edades cada vez más tempranas, puede jugar un papel importante en el fracaso escolar, que en España se sitúa entre el 25 y el 30% de jóvenes que no terminan sus estudios de secundaria.

"Respecto a la patología psiquiátrica añadida, los trastornos que con más frecuencia se asocian en población adolescente son los denominados trastornos por conducta disruptiva, comportamientos impulsivos o inapropiados que no se ajustan a las normas socialmente aceptadas, seguidos por los cuadros depresivos", ha apostillado el psiquiatra.

Por todo ello, los expertos coinciden en la necesidad de incluir en los programas y guías sobre el manejo de los trastornos por uso de sustancias (TUS) en estos pacientes estrategias destinadas a detección e intervención precoz. En concreto, datos de un estudio sobre comorbilidad en niños y adolescentes demuestra que en el 90 por ciento de los casos el inicio del trastorno mental precede al del TUS en, al menos, 5 o 10 años.

"Un enfoque preventivo precoz sería menos costoso y tendría mejores resultados que las intervenciones que se realizan cuando se confirman ambos diagnósticos en edades posteriores", ha explicado Goti, quien ha aseverado que el desarrollo de programas preventivos es "muy importante", aunque ha reconocido que el problema es que el estudio sobre su eficacia "no es fácil".

Terapia de grupo
Por otra parte, el experto ha informado de que la terapia grupal es un recurso que puede ser útil en diferentes niveles de un proceso terapéutico en adolescentes con trastornos por uso de sustancias. Tradicionalmente ha sido una de las estrategias más estudiadas, tanto por razones de coste-efectividad como por sus ventajas terapéuticas.

A la vez, en los casos de patología dual, la implementación de terapias grupales plantea retos y dificultades específicas, en tanto y cuanto el abordaje terapéutico debe contemplar cada caso de forma individualizada. "En la juventud, los iguales tienen una influencia primordial, no solo en el inicio, mantenimiento y abandono del consumo, sino también en la construcción de la identidad", ha destacado.

La vinculación al grupo facilita también la adhesión de los jóvenes al programa de tratamiento, les permite aprender de las experiencias de otros y les ofrece oportunidad de practicar nuevas habilidades interpersonales que luego pueden utilizar en el exterior. Además, el grupo ejerce una presión positiva y crea un clima de afecto y apoyo mutuo muy útil a la hora de provocar cambios.


"Existen programas de intervención grupal psicoeducativa, destinados a la prevención indicada o selectiva, tanto con jóvenes como con sus familiares. Existen igualmente diferentes formatos de intervención grupal diseñados para el tratamiento de adolescentes con patología dual. Los contenidos de tales programas difieren según los objetivos o el marco teórico. La utilización de un formato u otro de terapia debe estar adaptada a cada caso de forma individualizada, en función de la situación clínica o de los objetivos planteados", ha zanjado Goti.